Letras escritas con mi sangre.

Me he quemado viva entre las míseras letras de tu nombre, agonizando mientras solo era simples cenizas en el cruel infierno, y tú ya no recordabas ni el color de mi más pura mirada. Me he sentido tan frágil como el cristal blandido, un arma blanca rota.

Has mirado cruelmente en otra dirección, cuando yo solo trataba desesperadamente de amanecer con debilidad, como los rayos que se cuelan entre las persianas de mi alma cada mañana; despiadada caricia a las sábanas blancas, que seré este miedo audaz durante más tiempo del que estoy preparada para soportar.

Leeré entre tus labios palabras que no se traducen al verbo que aspiro, y aún así permaneceré mintiendo a todo lo que me constituye solo por continuar queriéndote un minuto más al día.

Huracán de bárbaros torbellinos, no has conseguido esa paz buscada; me camuflo destrozada entre las risas de todo lo que parece iluso, mas aúllo de dolor entre tus vértebras, quiero ausentarme en el circuito interno de tus venas; si me dejaras correr por tu piel. Acuérdate de mí cuando lluevan lágrimas de sal, se descompone en piezas quién siempre respiró rodeada de los pétalos de las palabras carentes; y reclamo entre gritos dementes a los vientos y al mundo, al universo y cielo, a quien quede para escucharme entre la carencia de cordura, ahora que me he quedado muda, dónde se escondió el brillo inocente, la ola de dulzura, la mirada que me dedicabas; y me pregunto loca de atar por qué parece que ahora tienes nuevos sentidos en los que construirte. No voy a confesar jamás en voz alta cuan descomunal horror es sentirte marchar, cuan atroz barbarie es verte caminar en la dirección contraria desde esta angustiosa posición inamovible. Que tengo los brazos enjaulados, llenos de arañazos eternos de querer seguirte, y no puedo siquiera pelear sin sentir millones de agujas envenenadas tragarse mi destronada alma; que me desangro sin sentirlo, con el ser y el descomunal pavor, el insoportable dolor de no asumirte, te has quedado clavado a fuego en mi memoria y no consigo recordar nada que no seas tú.

No puedo pedirte más espacio, parece que estás tan lejos.