
Al menos desde que entiendo la peculiar manera de volar de mi mente atareada me siento más libre de entender los preludios en los que me voy convirtiendo. No creo que se trate de una trasformación cinesca, considero que alberga la teoría de Miguel Angel; como ese bloque de mármol que nadie tiene idea de quien es, pero puliendo a base de fe aprende a volar la golondrina cobarde.
Siento confundir con maneras de percibir, solo persigo desnuda olores cuando cae la luna, dejando huella sobre el agua del mar, tan lejos de la más pura verdad. Me ha dado por pensar en tu vuelo precoz, a lo mejor solo existía un miedo abismal, o la curiosa forma del destino aniñado de descubrir caminos que no quiere abrir si no es por laberintos y algo de dolor.
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