Conocernos en el dolor de esta fogata y querer besarte con la desesperación de ver arder nuestros libros en gasolina.
Un soplo de tu viento a mi herida bajo el costado, la lanza de la religión cristiana, ojalá creerte como los fieles. Como en la nueva instaurada carencia de temor, aspiro a encontrarme a mi misma entre tus venidas. Mas cuanto siento ser siempre quien sale por patas, como cobarde rata callejera, juro que es una estrategia en este juego, he perdido el sentido a la vida, ahora solo me asomo a precipicios cada vez más altos inyectada en alegría en vena porque no puedo traerla del hogar.
Un soplo de tu viento a mi herida bajo el costado, la lanza de la religión cristiana, ojalá creerte como los fieles. Como en la nueva instaurada carencia de temor, aspiro a encontrarme a mi misma entre tus venidas. Mas cuanto siento ser siempre quien sale por patas, como cobarde rata callejera, juro que es una estrategia en este juego, he perdido el sentido a la vida, ahora solo me asomo a precipicios cada vez más altos inyectada en alegría en vena porque no puedo traerla del hogar.
Pudiendo ser la carta más sincera, me encuentro en claustros que me dan fobia y leyendo lecciones que nunca llevaré a la práctica, con la única finalidad de acariciar las anotaciones al pie de la página, fingiendo que no has volado bajo tierra.
De nuevo todo el mundo tiene algo en que pensar y han presupuesto que son otros, disfrazándose en gente que ya no conozco, creyéndose renacidos; dejándome sola rodeada de gente vacía.

Si es la única solución, no quiero ver el problema aunque sangre por el alma como las cascadas de esperanzas que escribirnos en la madera de mi litera. Sé que no vas a volver, pero soy la única que se permite pensarlo, tal vez porque prefiero arder antes que dejarte alejar. Que si tienen que morir los vivos, siempre serás una buena excusa para ello, aunque no puedes, aunque quieras. Siempre serás una buena excusa.
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