Debajo de la última vocal del latido de la ilusión, con un poco de suerte aún convivo en ella. Y mira que soy positiva ante las perspectivas, por eso me da igual que llegue el frío enero y empañe las ventanas de mi habitación, que si algo tiene que sonar prefiero que sea el aleteo de mi inocente y vivaracha sensación, porque ojalá esto no sea un complicado preludio de Bach y el tiempo nunca se nos acabe entre la sonrisa de las emociones de verdad.

La libertad de entenderte fielmente, que felicidad mas exacta, la formula de las matemáticas. Y la euforia de mi risa aún consigue hacerte sonreír con la mirada. Mírame saltar alborotadamente entre tus complejos, gritando toda la belleza que conozco que albergas, no temo que puedas sentir. Solo conozco el allegretto de mi ritmo cardíaco, que si tiene que explotar me gusta pensar que aún estaré en las profundidades de tu universo marino.
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