La criptografía de una clave de do.

En el desliz sutil de una caricia amiga, se confunden milésimos inocentes segundos de tiempo. Sacados a propósito de contesto y tiempo, construyendo frases complejas para que no puedan descifrase sin tu criptografía. Añoro las pícaras fiestas de disfraces donde las máscaras se llevaban por dentro; por el momento aparente solo es una divertida guardería, donde todos los demás niños tienen cosas mejores que hacer que mirar detrás de la pared, al final del pasillo.
Confúndeme en las atropelladas circunferencias de tu vivaz adrenalina, deseo con ansias ser la electricidad que recorre tu cerebro en cuestiones de segundo, la interrogación eterna que siempre tienes en boca, el excitante misterio de ojos oscuros que te emociona la espina dorsal.
Solo si caminas por el barro descalzo, puede que encuentres mis huellas, mientras finges que solo estás buscando un ilógico dedal. Hemos aprendido que al cabo del tiempo nada desaparece, se esfuma de repente, y las miles de páginas de tinta que tanta ilusión llevan inscritas acabaran volando ante los mismos ojos que tantas veces han imaginado, pido perdón por adelantado si te cortas sin intención con alguna de ellas.
Los suspiros que se nos han atragantado entre la traquea y el corazón, y las miles de veces que nos han matado una y otra vez. Sube el volumen, todavía estamos volando. Laberinto de salvajes emociones que no sabemos encontrar, ni por donde empezar a buscar; las tramposas leyendas griegas por momentos parecen reales; de hecho, confieso que a veces he fingido tontamente que creía en algo en lo que nunca he tenido fe. 
Un tímido órgano de misa suena en el primer latir, casi no lo distinguimos; no aspiro a compartir ni un mísero instrumento si no los comparto todos como sinfonía de vida, si no me acompañan el resto de ella. Descanso en tumbonas de tela bajo el cielo empapado de estrellas, siempre miramos las mismas aunque llevan muertas millones de años. Ya no me interrumpo inocentemente en pedirte perdón, nos encontramos en una clave de do, esa no la encuentra nadie, y yo te enseñé donde estaba en la última canción.

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