Acurrucada en un rincón de esta cárcel, que poco a poco parece una habitación. Suena de fondo la melodía del viento que trae las voces de los recuerdos.
Y aún, llorando, puedo apreciar el sonido de tu voz en lo más hondo de mi memoria.
Sé que no debo decirlo, sé que no debo pensarlo si quiera, sé que los días pasan y los meses vuelan y pronto los años nos separaran, pero aún, puedo sentirte.
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