del querer desesperado

Sembró mi alma este universo fugaz de tantas flores como mis manos pudieron albergar y ahora toda la infinitud parece olerme. Creo escuchar tus pasos detrás de los míos, aun a riesgo del precipicio que pareces componer quisiera tenerte en mi pupila grabado para arrastrarte hasta el nacimiento de la tormenta. Parece esta lluvia continua querer calar hasta mis huesos más profundos, pero guardan mis sueños el calor de una fogata. No sabes quien soy y no reconocerías mi alma ni aunque la tuvieras delante, no puedo evitar querer perseguir las huellas que dejas en el barro empapado, sea cual sea la decisión que has tomado. Este ser de caprichos concretos, luciérnaga de escasas luces, me pierdo entre laberintos ajenos porque nada entretiene mi ingenio más que los enigmas que se firman con sangre. Casi escribo tu nombre entre los maullidos de mis labios y porto siempre en mi espalda la inocencia de un juego ajeno. Te he visto corriendo detrás del sol, queriendo atraparlo entre tus manos de cristal, he querido coger el firmamento en tu honor porque tengo la tormenta eléctrica pisándome los talones. Siempre pareces fugaz, no quiero pararme jamás. Es que si esta obra sinfónica deja de sonar no encontraré sentido en mi latidos donde caerme a descansar, yo no sé parar ni en la inmensidad del mar. Encuéntrame si me vuelvo a escapar. 



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