Condena a mi enemigo.

Tantos versos mal escritos que ya no verán la luz blanca de las palomas emigrantes, se han llenado los papiros de mi maltratada conciencia de fotografías borrosas, hechas con descuido. Carece de indiferencia la sucia jugada de tu vil mirada, bendito jaque mate a esta reina frustrada. Ausencia de silencios pesados sobre los hombros, hablas demasiado alto, parece que somos irónicos caracoles echando a correr. Solo déjame en paz de una vez.
Si puede confesar sus pecados este maldito diablo, pues cometí vergüenzas y cruelmente cegada llegué conducir en laberintos bañados en sangre. Adivina nuevos sentidos perdidos, desde luego hay personas tan perdidas en la inmensidad del egoísmo que solo son ceniza de culturas indígenas. No me da la gana, es mi propia naturaleza salvaje, que divulga y asciende, que comete y arremete, que si quieres consumirme, no ardo con fuego.

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