
Con las flores que plantaste en mi perdida mirada he creado un abismo, asegurando quemarlas y aunque tema romper la fragilidad de la inmensidad, he prometido tantas veces que he perdido la cuenta. Rendición de países escondidos, puedes guardarte los versos entre tu dermis y mi paciencia. Creerme vulnerable, ni siquiera se paró un segundo tu reloj, aún creyendo que era creyente estuve nadando en la inseguridad. No eras estrella fugaz, ni siquiera puedo consentir la lejanía de una mirada, ahora andas a mil pasos sobre otras superficies pensando que volverás. No soy amante de cobardes y mentiras, ando casada con mis propios poemas.
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