
No conocías el dulce cantar de mis suspiros y lo mágicos que sonaban los silencios entre semicorcheas.
Tú entonces no me conocías, siendo una niña de cabellos castaños.
Pero ahora me estás mirando, de frente o puede que lo esté imaginando. Entre los escondites de las dobladas rejas de la cárcel del miedo; fingiendo no encontrarnos, cuando a ambos nos ha latido el corazón en el mismo compás. Y ahora mirándome aquí, creo confundir si me conociste entonces.
Huracán de emociones desbordadas, la mirada profunda de los misterios bien guardados, las palabras rápidamente dichas y las risas desde el abdomen. Frases que nunca leerás, cierta magia tiene todo ello.
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