Ahora al fin entiendo, siendo portador suspiro de tus labios, que quiera lo que quiera el tiempo, solo sabremos como suena esa canción cuando podamos mirarnos.
Miéntete si quieres, incluso si me esfuerzo puedo entenderlo, solo no esperes que mis cuerdas vocales permanezcan mudas ante lo que consideran el dolor más agonizante y voraz que han conocido.
Siendo consciente de que cuando cierres tan fuerte los ojos como quieras proponértelo, seguiré estando allí, aun cuando quieras borrarme como a un error o hacerme desaparecer como una pompa de jabón, incluso cuando la tortura sea tan grande que no puedas soportar verme componer, seguiré permaneciendo ahí, a la expectativa, a la paciencia. Porque la vida tiene una forma agonizantemente curiosa de indicarnos que hay cosas que nunca cambiarán, ni siquiera aunque nos encaprichemos en ello.

Espera a que llueva, a veces las realidades caen de golpe con el apresurado tintineo de las gotas en tu ventana, en tu pupila. Quiero que lo sepas, si puedes entenderlo, que estaré ahí incluso cuando grito que nunca lo haré, no por que quiera, no porque lo desee, sino porque no comprendo otra forma de serme fiel, de no dejarme engañar.
Mientras espero ahogándome en el fondo del mar a que dejes de mentirte, solo escucharemos esa melodía, incluso aunque no nos estemos mirando a los ojos.
Comentarios
Publicar un comentario