Sopla el viento una única vez y arrastra consigo todo lo que una vieja sombra mantiene sobre sus hombros, que poco a poco va cayendo entre sus brazos. No lo retiene, lo deja marchar con melancolía.
Algo que no tenía valor y empezaba a tenerlo, algo a lo que la sombra se había acostumbrado a querer, aun sabiendo que solo eran gotas de lluvia.
Al final el viento siempre dice la verdad y recuerda, aunque duela, que no se puede amar todo lo que se querría amar.
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