Tan inmenso poder.


La mirada es capad de comerse de un bocado a alguien si quiere, de matarlo a puñaladas si es lo que más desea o de gritar un auxilio desesperado sin pronunciar palabra alguna. Porque por mucho que uno crea que necesita esconderse de lo que siente, u ocultarlo a aquellos que le rodean, la mirada lamentablemente nunca va a jugar en nuestro bando a esta partida, y como buena traidora que es siempre va a desvelarlo, sea el momento que sea, cuando ella lo considere oportuno.
Es por esto, que a medio ver, escondida de su objetivo, oculta para evitar que nadie se percatara, sin ni siquiera entender muy bien cuales eran sus intenciones, una mirada tan miedosa como temeraria quiso atrapar a la otra. Un leve suspiro, algo inocente, casi ni lo ha identificado, pero ahí está, dure lo que dure el deseo, ahí está sin poder evitarlo. Se escapan de su control las intenciones, difíciles de comprender, tan intensas aún así, pero no puede evitar sentirlo, como tal no puede evitar mostrarlo. Como si de un desafío a si mismo se tratara. Si la persona a la que está mirando fuera simplemente capad de entenderlo, abundantes dudas surgirían en su mente, solo por algo tan simple como el inmenso poder de una mirada.



Comentarios