En la mente de una joven, que arrodillada contra una tambaleante pared protege a su hermano menor de la guerra, pasa el fugaz pensamiento de que alguien les ayudará, alguien les salvará.
Algo así como un héroe occidental, con su capa y espada, dispuesto a luchar por ellos por amor, tal y como en los cuentos.
Mas mientras se aventura a pensarlo, respira la muchacha el polvo que levanta la muerte a sus pies, aquel que fue cimiento y ahora no era nada más que un desierto de muerte. Sus pulmones, ya acostumbrados, poco a poco van perdiendo energía por la carencia de oxígeno que no hay manera de conseguir.
Abraza con fuerza a su hermano, tratando de impedir que se lo quiten, sean hombres o la muerte, aunque sabe que no podrá. Sus dedos rotos, secos, sucios y sangrantes agarran una piel similar a la suya, una piel que ya no puede considerarse piel.
Si se atreviera a abrir los ojos, no podría ver nada más que la más grande de sus pesadillas, la más inimaginable de las tragedias y el mismísimo infierno. Solo una pared, la arena volando, armas cayendo a su alrededor, en el intento de acabar con su vida, con lo único que vale realmente.
Solo captan sus oídos el ruido de las bombas, los gritos de auxilio, como los hombres se rompen de la angustia u horror y los llantos de a quien abraza. Si eso fuera lo más duro, no se hubiera puesto a llorar. Debajo de esos sonidos, solo el silencio apoderaba la ciudad, un pesado silencio que la aplasta como una losa, el silencio de la barbarie, de la soledad, del más profundo abandono de su héroe, ese que nunca vendrá, al que solo podrá imaginar.
Porque si pudiera saberlo, no le quedarían fuerzas para seguir viva, porque nadie sería capaz de soportar que el mundo sabe que ese infierno al que tanto temen es real y esta bajo sus pies, y a pesar de saberlo nadie quiere, a nadie le importa, nadie tiene la decencia de acordarse de que estas allí.
Ningún héroe va a salvarla, porque solo es una marioneta para los poderosos y dos lágrimas para el resto del mundo, no vale nada más, nada más que eso.
Por eso vais a dejarla morir.
Pelos de punta.
ResponderEliminar