Siento. Lo lamento, pero siento.

Sé que podía haber mentido, haber fingido que no era real y seguir jugando, pero el alma ya grita y no puedo omitirlo más.
Dime, dime que se hace ahora. Cuando la necesidad de tenerte es más fuerte que nunca, pero ya no se puede seguir jugando, no se puede seguir fingiendo que nada ha cambiado.
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