Sobre su caballo, un soldado más se preparaba para la batalla. Era uno de los mejores, derrotaba a millones de hombres y muchas batallas se habían ganado gracias a él. Todos los soldados sabían que muchos de ellos estarían probablemente muertos si no fuera por aquel hombre de pocas palabras.
Era, desde luego, el terror de sus enemigos, pues movía su espada con una gracia sobrenatural, y luchaba con tanta elegancia que muchos llegaron a pensar que era un dios, que había bajado a la tierra a impartir justicia. Todos, sin importar cual fuera su labor en la lucha, le admiraban, porque era la historia favorita de los juglares, el sueño de las damas y la envidia de los guerreros.

Un cuerpo que solo era libre cuando la luna, la única mujer que tenía a su lado, aparecía. Cuando esta caía y aparecía el imponente sol para recordar que el mundo era para ellos, aquel cuerpo había desparecido y en aquel campamento solo quedaba una pandilla de hombres y un héroe con una brillante armadura y un casco que nunca se quitaba, dispuesto a subirse al caballo y a ganar una batalla más.
Precioso ❤
ResponderEliminarIncreíble Lidia 😍
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