El héroe.



Sobre su caballo, un soldado más se preparaba para la batalla. Era uno de los mejores, derrotaba a millones de hombres y muchas batallas se habían ganado gracias a él. Todos los soldados sabían que muchos de ellos estarían probablemente muertos si no fuera por aquel hombre de pocas palabras. 
Era, desde luego, el terror de sus enemigos, pues movía su espada con una gracia sobrenatural, y luchaba con tanta elegancia que muchos llegaron a pensar que era un dios, que había bajado a la tierra a impartir justicia. Todos, sin importar cual fuera su labor en la lucha, le admiraban, porque era la historia favorita de los juglares, el sueño de las damas y la envidia de los guerreros.

Resultado de imagen de tumblr armaduraPero lo que pocos sabían de aquel héroe, que tantas batallas victoriosas había librado, era, que en su tienda, una vez que la lucha había acabado y todos se habían dormido, este se quitaba el casco, que siempre llevaba puesto, y dejaba caer un largo cabello oscuro, y cuando se deshacía de su armadura, quedaba un cuerpo desnudo claramente de mujer. Un cuerpo tímido, avergonzado, pero orgulloso, con cicatrices que valían el doble que cualquier otra. Un cuerpo que, tan importante es resaltar, era más poderoso que ninguno, no por sus victorias, al menos físicas, sino porque libraba más de una batalla al tener que ocultarlo.
Un cuerpo que solo era libre cuando la luna, la única mujer que tenía a su lado, aparecía. Cuando esta caía y aparecía el imponente sol para recordar que el mundo era para ellos, aquel cuerpo había desparecido y en aquel campamento solo quedaba una pandilla de hombres y un héroe con una brillante armadura y un casco que nunca se quitaba, dispuesto a subirse al caballo y a ganar una batalla más.

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