Esta es mi última carta, querido amigo, quedas avisado.
Si pudiera pararme a pensar en todos estos años y tuviera que pensar algo, lo último que tendría oportunidad de decirte, no tendría el valor de hacerlo.
Por ello voy a pensar en esta como una carta más, una carta más de ese montón de cartas que jamás te envié por miedo a arrepentirme, por miedo a sonar como la tonta que un día fui y por miedo a volver a perderme a mi misma, ahora que me había encontrado aunque como consecuencia te hubiera perdido a ti.
Desde luego he sido muy dura contigo y tal vez no debí serlo tanto, tan vez debí limitarme a observar mi mundo y quejarme menos, a valorar más tu fuerza y a quererme más. Así las cosas hubieran sido mucho más fáciles, porque tú las hacías más fáciles.
De todo el dolor que te cause solo saqué en claro que era valiente, nada más. Y que, bueno, tal vez no eramos lo que un día fuimos y tocaba cambiar de destino nuestro vuelo hacia lugares muy distintos, tú hacia uno que no te alejara mucho de mí y yo hacia otro que me enseñara como volver a ser yo misma independientemente de adonde fuera tú.
Creo que necesitaba este tiempo para pensar en todo, para sentirme libre de ataduras y para ordenarme por dentro.
Este tiempo ha sido en tiempo que necesitaba para darte una respuesta a todas tus miradas y para solucionar todos estos años en los que ninguno tenía nada en claro.
Primero antes que nada, perdón, he entendido que te hice sufrir y para nada te lo merecías, te he infravalorado y por nada del mundo quiero oír que te has sentido inferior a lo que eres.
Perdón por como te he tratado, pues desde luego no te lo has merecido nunca, pero, si sirve de escusa aunque ya se que no, solo quería saber quien era la chica que se escondía detrás de tanta melena y para cuando lo hice simplemente no te conocía y no teníamos tiempo para hacerlo.
Estaba enfadada conmigo y lo pagué contigo y tengo tanto que agradecerte.
Me hiciste sentir especial, como si valiera la pena y fuiste tú quien me invitó a encontrarme, a encontrar a mí, porque tu me hiciste sentir así, como si todo el mundo tuviera derecho a tener la oportunidad de conocerme.
Me diste tanto que me sentí tan afortunada que ni siquiera pude valorarlo.
Todo desapareció de mi vida, mis amigas, mi familia... y tú todavía estabas allí. Ahí me dí cuenta ¿sabes? Ahí me di cuenta de que no todo el mundo esta permanente conmigo, que todos se habían ido y tú no, tú aún estabas ahí. Puede que ese fuera el momento en el que yo desperté y me dí cuenta de que tenía que hacer algo.
Demasiado tarde tal vez. Fue una lastima haberte conocido entonces, con ansias de explorar y vivir, loca por sentir y gritar, conociéndome a mi misma y olvidándome de ti.
Jamás me oirás de decir que me arrepiento de haberte conocido, pero ojala, ojala, nos hubiéramos conocido en otra vida.
PD: ahora sí se que hay preguntas que nunca te haré.
Si pudiera pararme a pensar en todos estos años y tuviera que pensar algo, lo último que tendría oportunidad de decirte, no tendría el valor de hacerlo.
Por ello voy a pensar en esta como una carta más, una carta más de ese montón de cartas que jamás te envié por miedo a arrepentirme, por miedo a sonar como la tonta que un día fui y por miedo a volver a perderme a mi misma, ahora que me había encontrado aunque como consecuencia te hubiera perdido a ti.
Desde luego he sido muy dura contigo y tal vez no debí serlo tanto, tan vez debí limitarme a observar mi mundo y quejarme menos, a valorar más tu fuerza y a quererme más. Así las cosas hubieran sido mucho más fáciles, porque tú las hacías más fáciles.
De todo el dolor que te cause solo saqué en claro que era valiente, nada más. Y que, bueno, tal vez no eramos lo que un día fuimos y tocaba cambiar de destino nuestro vuelo hacia lugares muy distintos, tú hacia uno que no te alejara mucho de mí y yo hacia otro que me enseñara como volver a ser yo misma independientemente de adonde fuera tú.
Creo que necesitaba este tiempo para pensar en todo, para sentirme libre de ataduras y para ordenarme por dentro.
Este tiempo ha sido en tiempo que necesitaba para darte una respuesta a todas tus miradas y para solucionar todos estos años en los que ninguno tenía nada en claro.
Primero antes que nada, perdón, he entendido que te hice sufrir y para nada te lo merecías, te he infravalorado y por nada del mundo quiero oír que te has sentido inferior a lo que eres.
Perdón por como te he tratado, pues desde luego no te lo has merecido nunca, pero, si sirve de escusa aunque ya se que no, solo quería saber quien era la chica que se escondía detrás de tanta melena y para cuando lo hice simplemente no te conocía y no teníamos tiempo para hacerlo.
Estaba enfadada conmigo y lo pagué contigo y tengo tanto que agradecerte.
Me hiciste sentir especial, como si valiera la pena y fuiste tú quien me invitó a encontrarme, a encontrar a mí, porque tu me hiciste sentir así, como si todo el mundo tuviera derecho a tener la oportunidad de conocerme.
Me diste tanto que me sentí tan afortunada que ni siquiera pude valorarlo.
Todo desapareció de mi vida, mis amigas, mi familia... y tú todavía estabas allí. Ahí me dí cuenta ¿sabes? Ahí me di cuenta de que no todo el mundo esta permanente conmigo, que todos se habían ido y tú no, tú aún estabas ahí. Puede que ese fuera el momento en el que yo desperté y me dí cuenta de que tenía que hacer algo.
Demasiado tarde tal vez. Fue una lastima haberte conocido entonces, con ansias de explorar y vivir, loca por sentir y gritar, conociéndome a mi misma y olvidándome de ti.
Jamás me oirás de decir que me arrepiento de haberte conocido, pero ojala, ojala, nos hubiéramos conocido en otra vida.
PD: ahora sí se que hay preguntas que nunca te haré.
Comentarios
Publicar un comentario